Tengo ganas de recostarme tranquilamente y dejar que todo se haga solo. Sin embargo acá estoy encadenada a la silla, encadenada a él, esperando. Ellos hablan, hablan entre si pero todo es nervio permanente. Yo tomo mi té lentamente y los pensamientos hacen lo que quieren conmigo. Y no pueden decir ahora, que termine el tapado de Agustina, que le tiene alergia a la lana. Eso definitivamente no vale.
Bostezos. Hoy no sé por qué todo interrumpe. Pero estoy bien y siento la necesidad de escribirlo para que sea más real, mucho más real de lo que se siente. Tengo frío y estoy contenta de que por fin haya llegado. Aunque el frío debería ser combatido en el propio ser y los minutos me apuran lenta muy lentamente. Y mi té ya esta frío en el punto justo que me gusta.
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