martes, marzo 24, 2009

Esto es una mentira, esto no es otoño.

Estuve hablando y manifestándome en un tono impertinente. Dejando que mi estado emocional se desvanezca haciéndose palpable y se convierta en una onomatopeya en el abismo de un sonido material. Estuve arrogante y burlona quizás para ahuyentarlos y que no caigan, sobre mí, en las preguntas típicas.
Estoy con tiempo. Es bueno pero, a la vez, inútil, y me deja ver como se hunde irremediablemente mi cotidianidad y término preguntándome: Qué hago parada en el centro de mi vida. Parada y no en movimiento. Simplemente parada.

miércoles, marzo 18, 2009

No tengo cable y se acerca el otoño.

Y cómo oxigenarme cuando las palabras me ahogan? A veces, como ahora, siento que mis próximas horas serán vitales hasta me duele escribirlo.
Estoy en días que se llenan de un vértigo de combate. No sé contra quién, todavía.
Tengo un hueso astillado, algo. No sé, un vacío y ya no siento que astilla. Antes yo no necesitaba de esta forma. Sé que algunas veces soy parte de una exageración pero yo no necesitaba de esta forma, antes.
Nada interrumpe la palabra. Discusiones reiterativas. No esta mal que incomode un poco todo este sentir, pienso. No esta mal? Caray si duele lo astillado y se coagulan las emociones. Qué parte no esta mal? En fin me quedo solo para ver que viene después.

domingo, marzo 08, 2009

Duda amoroso a la espera de más lluvia.

El amor. Qué hago con el amor? Qué es el amor? Dónde esta el amor? De qué sirve mi amor? Qué significado tiene el amor en mí?. Debería dejar de pensar que hay un alguien por ahí que se cansará de esperar que yo deje este lado para ir a su lado. O dejar de pensar que vendrá él para este lado, mi lado. Para así después terminar diciendo: Que lindo que apareciste en mi vida? Qué significa aparecer? Será que solo encuentro mitades de manzanas verdes, pomelos o limones pero nada de naranjas ni enteras ni por mitades y por eso a veces me quejo amorosamente.
Debería creer esa mentira innecesaria que dicen los enamorados. Tampoco se si debería exponer a mi yo tan poco evolucionado en temas amorosos, y más por estos días, frente a ustedes. Por qué será que a veces me olvido que el blog lo abrí para eso, para decirme y decir de forma egoísta.
Volviendo al amor por qué cuando podría admitir que estoy amando me tapo la cara y desespero en busca de una mirada que me haga sentir que es cierto. No es de manera conciente, eso lo sé. Porque vuelvo a insistir que cuando no quiero enamorarme, pasa igual. Igual cuando no quiero enamorarme, no me enamoro. Bah ya sé que esto último es una mentira. Pero, hoy, déjenme creerla.
Por otra parte si tengo las herramientas, creo tenerlas, tengo la materia prima: yo, a veces igualmente hago más o menos las cosas del amor. Eso de romper burbujas, de dejarme cuidar. Cuesta, se pone difícil. Ahí es cuando me siento una paralítica. A veces me quedo en lo de siempre, en lo que casi, en lo que justo iba a decir, a demostrar y hasta sentir. Me arruino boicoteándome.
En ese instante quiero arrancar la piel, que los pulmones larguen todo su aire, que se renueven. Quiero estar en eso que no conozco pero que algunas veces sentí. Y que por un estúpido miedo huí. No me quede. Y desespere insoportablemente. Quiero que el amor o quien fuese que deja su lado para venir a este, me haga quedar quieta. Quieta de una buena vez. Quieta.

martes, marzo 03, 2009

LLuvia.

Manos con espinas. Una caída incumplida. Escombros, de un yo, desechables. Promesas evaporadas. Huesos entre fracasos. Una falsa piedad entre paraguitas de chocolate que no protegen del miedo. Un fuego que quema, que se expande entre un aire degenerado y perverso. Una mezquina costumbre. Esa de decir palabras que hieren la garganta. Palabras que toman como esclavo al odio, haciéndolo reventar en un lamento. Mientras los ojos tienen todos los sentimientos juntos. Palabras que duelen y no salen entre un insistente caminar.
Pienso largarme y, después, sin saber que no soy yo la que volvió a retomar la palabra. Termino sintiendo que no se entendió nada. Que todo se vuelve pura acumulación, una avalancha verbal que queda congestionada ante la estética de una angustia.
Estoy siendo un volcán que esta a punto de ebullición. Es todo.