La hora lenta, pasa, muy lenta, lentísima sobre mis párpados insomnes. Mis signos se desajustaron y hay todo un revuelo de renglones vacíos, preguntas, recuerdos, perros que desaparecen, encantamientos nocturnos, amores inconclusos, amores en donde ame de más y otros en donde no me amaron tanto y mi malcriada forma de sentirme querida, esperada e ilusionada hacia y por los demás. Todo mezclado.
Igual pienso dejarme ser, ahora, precisamente, cuando la ansiedad anda por todos lados y yo no dejo que el tiempo se quiebre. Es que inevitablemente estuve temblando por ese viernes nefasto pero ahora, como tantas veces, me deje rescatar. Así que solo quedan algunas arcadas verbales y cierto cuidado interno. El resto puede hablarse.
Por otro lado sepan que no pienso evitarme por estos días, ni ser anónima.
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