Cuántica dimensión, invidualista, precipitándose al matadero. Pero adolece de pasado.
Escucharla con la respiración resquebrajada. Mientras yo recordaba en un instante a destiempo.
Deseando volver a esos días sin preocupaciones, a esos días de grandes soles y de noches estrelladas.
No logro entender esta clase de amor doliente. Menos la entiendo a Ella.
Si A y B pudieran, otra vez, llevarse bien. Cuidarse mutuamente. Quizás yo sea un poco más feliz sin que mi felicidad dependa de estados ajenos.
Es que su vida alumbra sus palabras, las mías y las de un otro. Su ser y hasta su propia carne.
Y estas ultimas mañanas lavo mi cara con anhelos fuertes, con incertidumbres y con eso que no digo. Porque diciendo es quedarse de un lado de la cancha y yo no estoy para eso. Ya no puedo y mucho menos quiero quedarme de un solo lado. Escribo y se me ahogan las palabras, no puedo oxigenar mi vocabulario. Mis palabras se cierran despacio, que, me duele escribir.
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