sábado, abril 19, 2008

Engripadísima.

Mi garganta no soporta ya. Tengo ganas de tirarme en los brazos de mi mamá y así, estar segura que, estaré bien. Reiteración o recaída. Desequilibrio en movimiento. Heridas causadas por mi propia sangre. Por lo menos esta el humo que sirve para justificar mis lágrimas. El amor, no ese amor amoroso, sino el amor. Ese que supuestamente esta establecido en uno desde que ese otro consanguíneo te mira. Y qué se puede hacer cuando ese amor te aplasta causándote una herida casi mortal. Nada.


Cuantas veces dije este es tu lugar y cuantas más lo diré. Y hoy mi yo casi en su totalidad no tiene su lugar. Siente ganas de huir. Tire el cuerpo a la histeria y me revolqué en mi neurosis y ni aún así hay tranquilidad. Y no todo lo que esta destructivamente rodeándome me pertenece. Pero me hago cargo.


Estoy en medio de esos sueños-ganas de querer transformarlo todo y hasta sé que lo podré hacer. Estoy cerca. Estoy en días de plena ansiedad esperando el gran estallido que solo depende de mí. Un mí tan egoístamente puesto que asusta y me encanta. Doy vueltas en ideas platónicas. Entre ojos curiosos que ven el nuevo desafío, el cual es tan esperado que amenaza. En fin me materializo pretendiendo crecer en un tiempo novedoso.


Y alguien por ahí dijo que me faltaba algo y la verdad que sí, algo me falta.

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