domingo, abril 05, 2009

Alboroto interior.

Rómpete, francamente, rómpete y mírame. Cae sobre mí, yo no diré nada. Como antes que podíamos detener la música con ése momento.
Momentáneo poder el de mis nervios, en situaciones de exposición, hasta dejo que hablen por mí.
Lo que pasa es que, hoy, tengo ganas de que bruscos, incontenibles y revueltos sentimientos me invadan, me sacudan un poco. Y sí, esta vez usare un mínimo paracaídas. Dejaré que todo llegue a mis entrañas, a mis músculos hasta dejare que se me desangre el alma. Claro si es que existe.
No quiero ser un cuerpo que por sus huesos se hunda ni un tiempo sin cronología y si es posible dejar este tironeamiento de mí. Quiero que todo trascurra como si fuera poco. Dejar de ser tan sanguínea, vital, febril, dramática y evitar pensar que mis historias son difíciles de vender. Quizás, es eso, mi cabeza da la imposibilidad de ver que la realidad es sólo lo que estoy viviendo sin saber qué es la vida.
En fin antes de irme por las ramas, como suelo hacerlo al exponerme en carne y hueso para ser descuartizada en un yo, quiero que mis encuentros sociales se conviertan en encuentros amorosos, ya sé que me negué a algunos de ellos, no reclamen, tampoco, que hoy no puedo con eso. Quiero que se me escape la sangre. Y sí, eso es lo que quisiera hoy. Un pequeño paréntesis entre mis miedos, huidas y así quedarme. Creer de una buena vez que esta esperándome, precisamente, a mí, todo eso que suele leer en otras historias.



A veces debería descuartizarme y decir tan claro que duela.

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