martes, agosto 03, 2010

Menos mal que hace frío.

Me siento tan extinguible. Hoy tengo una tristeza que se resiste a ser ahuyentada hasta decirlo es totalmente inútil. No se va. Solo puedo detenerme en el nudo, que tengo, en la garganta. Y continuar siendo una mujer extraviada. Soy la victima que clama venganza. Soy un pequeño agujero. Fuegos artificiales desparramados en su desesperación por huir. Alguien que no tiene la menor idea de qué dirección tomar. Hasta un deseo ferviente de llegar a la cima pero sin tener pies. Estoy escapándome un poco de todo porque, realmente, no tengo ganas de nada. Mi cuerpo se siente fatalmente fragmentado. Será que, hoy, por eso me sentí un gusano. Hasta algo, más, chiquito. O Será ese sueño que me despertó angustiada, a la mitad de la noche, que me tiene así. ¿Será eso?..
Esta tristeza es una puta francesa de los años treinta. Soberbia y poco dispuesta a dejarme.
Quiero que se vaya, que me saquen, este estado confuso, débil y en alerta en el que estoy. Ándate, tristeza, déjame seguir sintiéndome sola, ya que eso, lo tolero más que esta angustia constante y en forma de cuchillitos que duelen en todo el cuerpo. Ándate. Por favor!


Mientras escribía se escuchaba esto.

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