miércoles, abril 12, 2006

Suplicando un fin.

Todo. Absolutamente todas las palabras, todas vuelan por los aires. Quiero que no se manche ningún nombre y que no se pierdan territorios de ningunas de las partes, pero que todo arda.
Hubo silencio, era esa calma antes de la tormenta, simplemente. Caíste exactamente, en medio de las vías. No quise ver cómo el tren iba a despedazarte. No quiero y lloré otra vez más por haberme equivocado.
Un dolor sorpresivo, hubiera preferido seguir quejándome por tener las mismas palabras, me impone un par de confusiones y demasiados miedos. Esta claro que no doy más, hoy no doy más. Demasiado para mí. Y Ella llora pero no puedo abrazarla, no me dejan. Ya no.
Y se escuchan pasos pero no vienen a mí, ya no van a venir y duelen. Me están llegando a los huesos y duelen, me duelen mucho. Me duele mucho. Encerrarme. Mirar. Sangro. Sangro por acá una de las heridas que provoco cada una de las letras de tu palabra. Palabra que hiere. Esa palabra.
Silencio exigido. Te alejas y no te diste cuenta cuan lejos ya estabas. Solo te alejas.
Mirarme en sus ojos y sentirme querida me dije, aliviará la pena.
Tampoco me dejó hablar, esta vez. Yo tampoco podía, y veía como su mirada descargaba golpes con furia mientras en esos gritos, de Ella, inconcebibles estaba mi nombre, donde era yo, la causa del problema.
Gritaba y decía que no iba a permitirlo. Cuando termino le grite en silencio y me fui.
Cruelmente la guerra ya tiene fecha y hora de inicio. Y hay heridos, demasiados y más de los que se esperaban. Pero sigue su curso y no creo que el amor pueda ponerle fin. Ya no lo creo.
Ya no se si existe ese amor que nos unía, ese amor de él hacia nosotros. Ahora solo siento que hay un nosotros y un Ellos. Ya no sé nada y me siento tan triste, triste, triste.

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