Mientras las palabras golpean. Él le grita provocando con eso, que Ella llore. Estoy en el medio de ese grito, sintiendo que todo eso es para mí.
Pensando, además, lo increíble que puede hacer, a veces, un sencillo beso de saludo y necesitando, otra vez, esos abrazos con los cuales me invitabas a escribir, pero ahora solo te paseas por mi mirada preguntándome, qué escribo.
Sin responder. Busqué en mi piel asustada, afiebrada y temblorosa huellas pasadas del amor, pero no encontré ninguna. Con esto le digo que soy nueva, otra y la misma. Dejando de ser dos, siendo tres y una. Siendo yo y deseando.
Sin dejarme entender lo deseo, encerrada en mí, lo siento, lo busco y lo tengo. Cuando me besa, esos besos lo invaden todo, como cuando llueve, llueve con todo.
Inquietante deseo el de tu cuerpo. Pienso mal, no sé qué pasa en mí. Yo misma soy la cárcel. Busco entre las palabras tu cuerpo, entrecortado de silencios, vive y yo deseo. Nada de lo que pase por nosotros, será nosotros. Tus manos, sin demasiadas razones, se instalan en mi cuerpo. Ansiosa espero el resultado final, sobre mi vida.
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