Carnes maceradas, arrancadas de su lugar y lanzadas al maldito vacío. Caricatura de lo indecible, deseos modernos, sexo contra atómico. Síntoma perfecto de una verdad apareció para armar la guerra, de palabras?. Las palabras eso que nunca cambia aunque la mierda allá pasado cerca de ellas, haya estado en ellas y hasta las haya tapado.
Se dejo ver, se dejo, sin importarle que la única pieza completa fuera yo, era él. Como un destapador de cloacas, un roñoso y un buscador de gusanos. Mi cuerpo no existe aunque haga voraces reclamos de justicia. Y el amor ese manojo de mierda pintado de rosa, encargado de tocarle el culo a las tacitas de porcelana con flores azules y con su gesto de rey bajando de los más altos árboles para pinchar globos. Viene y le grito que no tengo tiempo, ni lagrimas. Que deseo lo que desea todo el mundo y sin embargo mi fragmentación tiene un límite. Ya esta soy esto y soy aquello que creías. Ahora buscando el olvido, ese pasado que solo esta de vez en cuando en la muerte, me veo en pequeños trozos desparramados. Veo pedazos de mi piel en sus manos, en el piso y sin más el agua los limpia, los dispersa y me desaparece.
Mi cuerpo deshecho tratando de disimular sin par que desea su estallido, una explosión atómica que lo destruya sin importarle que alguna vez quise cuidarlo.
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