Amo el invierno! Tal vez por que da calma y tranquilamente mi ser acepta la soledad de estar estudiando, escribiendo o leyendo algo en la noche, con todos durmiendo y yo sin ganas de dormir.
O tal vez por los recuerdos que trae continuamente con sus pocos grados o tal vez por que el frío no me obliga a vivir adentro, que extraña palabra adentro, como lo hace el invierno.
O tal vez porque el frío me deja tomar muchísimos capuchinos (?) y comer muchos chocolates. Mejor dejare el tal vez para que no se transforme en duda ya que la duda siempre, o casi, da miedo. Y el miedo lleva a vivir con él o a patearlo y seguir, crecer, libremente. Pero esta la duda y tras ella otra vez viene el miedo a caminar. Pero prefiero un poco de temor que ponerme y ponerle limites a los otros. Y también hoy quiero escribirle una carta a mi amigo invisible y de voz amable, tener un dialogo con él, pero en este caso será por carta. Para decirle que estoy bien y que siga con sus extensos, hermosos, monólogos...
Y al final me deje llevar y dije. El deseo irrefrenable de decirlo todo se posesionó de mi y saque demasiado. Me hizo muy bien, tenían razón. Sí, ustedes tenían razón. Y estoy ahora sin darle importancia al mañana, al después, mientras que sea. Ya no comenzare diciendo hubo una vez... sino comenzare diciendo que hay una inmensidad en mi. Y que no seguiré comprobando quien verdaderamente soy, por que no me parece un camino bueno. Por lo menos no bueno para que otros me vean, solo lo quiero comprobar para mi y así poder ser con los otros. Mientras tanto seguiré deambulando entre las palabras.
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