El sábado entre brindis, a las doce en punto empezó mi cumple. [para mi es sábado hasta que el domingo me muestre su luz] abrazos, risas, y buenos deseos empezaron a encontrarme. En mi casa, me sorprendieron decorando todo. Sí, hasta globos con estrellitas y corazones.[muy mimada]
Este domingo estuve rodeada de palabras dichas en llamadas, palabras dichas en cartas, tarjetas y mails. Y me sentí muy feliz, logre atrapar nuevamente a ese mosquito llamado felicidad.[quiero que dure] Y me llenaron esas palabras, esos abrazos, los buenos augurios, las risas, las miradas y me encanto... También recibí, otros, regalos...
Pero llamaste vos. Y no quien yo ansiosamente esperaba [desilusionada quede] llamaste vos, deseando feliz cumple, pero había necesidad de decir “cuando estábamos juntos”? Estábamos, pasado, recuerdo y todo revuelto de un madera tranquila [extrañadamente calma]
No llamo. Me enojo, me dejo una sensación de no entender, de duda, de no querer creer mas, ni esperar. No llamo [y desee tanto]
En cuanto al amor, decidí sentar a mi corazón en un lugar calmo, donde sienta la suave brisa de la mañana. Dejarlo en un lugar paciente con el sol tibio del mediodía y guardarlo por las noches en un lugar amplio, lleno de estrellas fugaces. En donde pueda dormir sus discos, sus ansias hasta el nuevo día. Así puede dormir sin pensamientos perturbadores, intrigantes y expectantes. Dejarlo para que pueda despertar limpio nuevamente y simplemente vivir.
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