Palabras, tonterías, quiero ver más allá de esas palabras. Me dice dos boludeces y confieso.
El otro se pasa todo el día averiguando cómo y cuándo va a utilizar su pene. Al final todos sus llamados, sus mails, sus mensajes de texto y sus largas charlas por msn, es para lo mismo. Después pide silencio y vuelve.
Estoy contenta aunque intranquila. Luego vino el dolor y tome los antibióticos. Tengo que quedarme tranquila, dejar que las cosas pasen. Nadie va a meterse en mis cosas y yo tampoco.
Estoy sin grandes nada. En una especie de quietud, con el amor medido y agua cuando corresponda.
Estoy viviendo, diría.
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