viernes, abril 20, 2007

En realidad no detesto.

Al levantarme lo comprendí todo, fríos y cercanos me rodearon hasta cubrirme el cuerpo. Suaves, entraron en mi habitación como ladrones en la noche.
Levantaron, primero el cobertor, luego la sábana y finalmente alocaron su carrera para delimitar mis contornos.
El escalofrío se apoderó de mi sensibilidad, dejé caer un pié, después el otro y corrí a cerrar la ventana.
El clima está muy loco, cambiante, impredecible y yo, quizás, algo susceptible.

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