Hay una rareza en mí, un enojo, una búsqueda, una ilusión, una palabra precisa, un insulto, una verdad, un esperar, un deseo, una confusión y ansiedad. Pero últimamente mi problema es que no puedo hablar, del todo, con nadie. Todos dicen y dicen y yo me quedo entre mis palabras mudas. Solo escuchando. Y a EsE que quiere escuchar, no puedo decirle...
Y esta Ella a quien no quiero ver detenida en el borde de las horas. A quien no quiero ver esperar ni creer en él. No quiero verla en la ausencia del tiempo, ni en los latidos de un amor estancado, ni en la desesperación de encontrar verdad, en ese amor.
Y también esta mi Mamá que tiene una desilusión que le llega al suelo y busque palabras en cientos de palabras y no supe que decir frente a SU “no quiero vivir más”. Frente a sus lágrimas, solo pude abrazarla y frente al egoísmo, ¿repentino?, de él, solo quise llorar. Todo duele y se retuerce en mí, pero es lo lógico para cambiar de posición, no?
Y quiero darle las gracias a él, que llamo, que hablo, que estuvo y me regalo lluvia. Hoy quiero dejar que la lluvia limpie todo, como tantas otras veces lo hizo. Las cosas por acá se están dando más o menos mal. Y para sumar vienen Ellos, están tercos, estúpidos, y ahora, encima me lo dicen a mí. Yo no quiero más y se los dije, otra vez. Dije y me mandaron a pasear junto a mi sinceridad. Pero esta vez, con la pregunta de porqué digo absolutamente todo lo que se me cruza. Yo no quise responder nada. El silencio da más que las palabras en estos casos.
Y llueve. Llueve por suerte. Llueve ayudándome. Llueve y tengo frío. Y no sé que decir cuando dicen que feo día, no? O cuando dicen cuando va a mejorar? Quiero decirles estamos en otoño, deje de quejarse. Pero bueno nunca entenderé a las personas que siempre se quejan del tiempo que haya, ya sea sol o lluvia, humedad o frío. Quiero decirles, gritarles: qué quieren???
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